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jueves, 13 de abril de 2017

A DES-NUDAR

Natsuko. Díaz, A. (2017). "Vitiligo espiritual" [Técnica mixta sobre madera]. Duitama

♫ “Desnuda, que no hay un ingenuo que vista una flor, 
sería como taparle la hermosura…”♫
Ricardo Arjona.


¿El ser humano lleva cuánto tiempo evolucionando? Ha sobrevivido a millones de cosas a través del tiempo, ha tomado la tierra y sus frutos, poseyéndolos y haciéndose su dueño, ha gobernado a muchos de sus iguales, conformando la sociedad, organizándola, y buscándole un sentido a su existencia a través de ello; ha conformado religiones enteras desde remotos tiempos; descubrió la ciencia, oculta en las profundidades de la naturaleza y la hizo suya para la evolución, ha adquirido la tecnología y junto a ella ha avanzado, ha conquistado y obtenido lo que se propone; y hoy estamos aquí, esperando que la evolución cause efectos positivos en nuestra humanidad...


Entonces… ¿Quiénes somos realmente?

Llevamos en nuestra vida, el peso del pasado, todo lo que nuestra ascendencia, desde diferentes culturas nos ha dejado; la sociedad en la que nos desarrollamos trae desde tiempos lejanos un cúmulo de pensamientos y conocimientos, que si bien no han sido por maldad, bajo la ignorancia o el ansia de buscar más, nos arrastró hasta éste momento y espacio en el tiempo en que nos encontramos; creemos saber de dónde venimos y quizás hacia dónde vamos; pero ¿qué tan cierto puede ser todo esto?


Si nos miramos a un espejo, vemos un personaje vacío, ausente, único, con ganas de encontrarse y para ello, busca seguir una ruta incierta marcada por la sociedad; la cultura, la religión, la ciencia, y tantas otras cosas. Intentamos llegar a la cúspide, salir adelante, triunfar, tener éxito, reconocimiento, una posición importante en la sociedad, un título de profesional que nos dé un status, una familia que lejos de ser realmente familia, es una pantalla ante la sociedad que la exige; queremos dinero, riquezas, bienes. Queremos, buscamos, nos apegamos y luego…morimos.


Que tal si resultara que vivimos una farsa, que tal si éste sueño de ser “personas” únicamente, con todos aquellos anhelos, al final no nos permite encontrarnos realmente con nosotros mismos; qué tal, si por el contrario, nos alejamos de conocernos y perdemos nuestra esencia natural y única. Qué tal si... tantas vidas pasadas, tantos intentos, tantos logros, en realidad fueron equivocados; ¡cabe la posibilidad, ya que, ninguno está exento de errores!


Si en vez de mirar al espejo, miramos nuestro reflejo en los ojos de otras personas y lográramos atravesar las barreras de las conquistas pasadas, de la marca que cada uno lleva; si no miramos distingos de ninguna clase, sino tan sólo la energía íntima que nos compone y nos conforma; y no solo a nosotros los seres humanos, la energía vital que encontramos en cuanto hay a nuestro alrededor; los animales, las plantas, el agua, el fuego; todo lo que llamamos creación, sin importar la teoría de su inicio, todo tiene vida al igual que tú, que lees esto.


Estamos vestidos de inmensas prendas cronológicas, con distintos tonos, rojo-sociedad, verde-cultura, azul-religión, amarillo-riqueza, negro-corrupción, blanco-ilusión…. y muchos otros que nos han sido acomodados; a veces por la ignorancia o por la inconsciencia de todos nosotros, y como si fuera poco, vestimos a los demás en nuestra mente, con rótulos de lo que puedan ser o de lo que creemos que puedan ser, sin detenernos a observar lo que verdaderamente son.


Pues yo digo a mi manera, “vamos a desnudar” nuestro ser, de todas aquellas vestiduras de tiempos pasados y encontremos bajo todo ello, nuestra naturaleza, como lo natural que puede ser una flor desnuda, sin vestir, inmensamente bella y libre; que es lo que es, no por buscar serlo, ni porque se lo impongan o haya un guía que se lo diga, sino porque “ES”, ha “sido” y siempre “será”. De la misma manera que un ave, vuela a donde se lo permite su sabia naturaleza, sin que sociedad, cultura o dogma religioso, le diga qué deba hacer, y por donde hacerlo; de ésta forma, deshagámonos de las vestiduras, de las ataduras y “nudos” que ahorcan nuestra existencia, así como de los dominios que nuestros antecesores nos dejaron, permitiéndole a la naturaleza seguir siendo, sin el daño que nosotros y nuestra mente le causemos; y permitámonos a nosotros mismos, la libertad de ser tan naturales como la misma naturaleza, de la cual procedemos... y para ello, cada uno, en contacto con su esencia, dispongámonos a nuestro ser …des-nudar.


Juan Pablo D.

Texto adaptado del original (2005),


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